Equis, Festival de Cine Feminista de Ecuador, lanzó este año una programación de 26 películas. Este domingo se acabaron sus funciones presenciales, pero hasta el 20 de noviembre tendrán funciones satélites, en ciudades como Guayaquil, además de tener habilitadas las películas de su selección virtual.
Hace cuatro años, cuando Estefanía Arregui y Virginia Sotomayor lanzaron Festival Equis, el primero en reconocerse como feminista en Ecuador, sabían que nombrarse como tal era esencial, pero también que aquel término estaría, como hasta hoy, en constante construcción.
Festival EQUIS se plantea desde un feminismo interseccional, sostienen sus fundadoras.
Aquella interseccionalidad se percibe a través de títulos de las 26 películas que se seleccionan a partir de una convocatoria pública; pero también desde aquellas que eligieron desde una búsqueda minuciosa en festivales internacionales, en los que hay secciones específicas sobre el cine de mujeres y enfoques que las interpelan.
La selección, en ambos casos, se consideró a partir de la relación que tienen las películas con lo que sucede en el país.
“Tratamos de que todas nuestras películas, incluso desde los inicios del festival, aborden todas las diversidades del feminismo, que contemplan los derechos de las mujeres; pero también sabemos que las desigualdades se generan en capas y están todas conectadas, eso es lo que desde el feminismo se pretende abordar y poner sobre la mesa, no que los derechos de las mujeres son solo los derechos de las mujeres y no son los derechos de todas las personas, son los derechos de la naturaleza, etcétera”, dice Arregui, quien trabaja desde la producción de este encuentro.
Con esta expectativa de diálogo se abren también espacios fundacionales del festival en sus cuatro ediciones, los foros. Este año se realizaron foros sobre mujeres indígenas organizadas, sobre decisiones acompañadas, precarización laboral y trabajo de cuidado, así como foros sobre uniones forzadas en niñas, sus impactos y derechos; entre otros.
“Sabemos que el feminismo es un aprendizaje constante y queremos que el público sienta eso también y que en alguna medida, los foros sean este espacio en el que digan ‘no entiendo este término’, ’no sé o cómo es que pasa esto’ y que conversemos”, agrega Sotomayor, que además trabaja en la dirección de comunicación del encuentro. “Los espacios que se abren para el debate son una excusa para cuestionarnos”, agrega.
Aquella definición hace que el trabajo se focalice hacia nuevos públicos, donde se pueda entender que “el Festival es un espacio de aprendizaje donde así no te declares feministas, vengas a ver las películas y tengas esta oportunidad de hacer preguntas, de sentirte segura, de poder preguntar, si te equivocas que haya una respuesta de amor y compasión atrás. Sabemos que el Festival no es para personas antiderechos. Nos interesa que el mensaje llegue al público que tiene que llegar”, dice Arregui.
En ese sentido, una de las misiones del festival es que se produzca más cine ecuatoriano con enfoque feminista. De allí que este año se haya enfocado en generar actividades académicas exclusivas para estudiantes de cine. “Queremos que las y los jóvenes que están haciendo cine ahorita hagan cine con enfoque feminista, con un enfoque de impacto social, o sea entender que el cine puede juntarse perfectamente con un enfoque de impacto social”.
Esa búsqueda además se produce en cuanto a las lógicas de producción. “El cine feminista no es solo el contenido que se ve en la pantalla, sino las lógicas de producción que tiene. La carga con la que se define cada personaje. Sería increíble que en 10 años se haga solo cine feminista en Ecuador”, dice Sotomayor.
Las sedes en Guayaquil:
Muégano Teatro y Hifa Creativa han sido parte de este encuentro como sedes satélites. Hasta el 19 de noviembre Hifa Creativa proyectará películas del Festival. Además, la edición virtual tiene una selección de 13 películas que pueden verse hasta el 20 de noviembre en todo el país.