Por las niñas que no son ficción

Fiebre de carnaval es un libro poético y fonético, crudo, desolador y conmovedor, tan real como irreal. Al terminar de leer esta novela solo quise abrazar a Ainhoa, que es el espejo de tantas niñas ecuatorianas.

MARÍA JOSÉ NOBOA

“En el octavo cajón están mis libros y mis diarios, unos cuadernillos rosados que mi mami Checho me da para que pueda escribirle lo que no me sale por la boca. Es algo así como si un animal viviera en mi garganta y me recordara el vacío de las cosas que duermen silenciosamente en el cuerpo y uno no puede nombrar…”

Leer Fiebre de Carnaval es transportarse a Esmeraldas y experimentar muy de cerca los sonidos de su naturaleza, la jerga y acento de su gente, el mar en su inmensidad, su calor y humedad, su comida, sus árboles de guayaba, chirimoya y mango, sus poemas, sus barrios, su música a todo volumen, el ritmo de sus bailes, la vida y bulla de su carnaval como personaje principal.

La escritora Yuliana Ortiz Ruano nació en 1992 en Esmeraldas, la provincia más violenta e insegura del Ecuador. Tan violenta como colorida, sonora, artística y natural. Contradictorio, como la mayoría de cosas que conviven en nuestra tierra.

 

Ese carnaval de Esmeraldas que empieza mucho antes de febrero sin que el calendario le importe mucho a alguien, en la playa y en la ciudad, a baldazos de agua todos se mojan, corretean y bailan de cabeza.

“La gente del barrio se moja en las veredas bailando durísimo, meneando culos y caderas como si ellos dominaran el camino de la vida, como si los culos y caderas sostuvieran al mundo”, dice Yuliana en su novela. 

Fiebre de carnaval es un libro poético y fonético, crudo, desolador y conmovedor, tan real como irreal. Es una lectura que permite oír las palabras escritas desde el Barrio la Guacharaca en la ciudad de Esmeraldas, rodeada del vaivén del mar. Ese mar que es testigo de alegrías y atrocidades, el refugio de Ainhoa.

El personaje principal de esta historia es una niña limoneña de ocho años que crece en un entorno familiar donde la violencia, el caos, las historias urbanas, los secretos y la oscuridad que son parte del día a día. No puede identificar lo que es natural de lo que no, es inviable reconocer los límites de lo que está bien y de lo que está mal entre las cuatro paredes de su casa, rodeada de su familia, en un espacio que debería ser seguro para cualquier niña.

La novela de Yuiiana Ortiz fue publicada por La navaja suiza, en España; y por Recodo Press en Ecuador.

El desconocimiento de lo violento y de los límites familiares hace que esta voz infantil tenga tanta fuerza y carácter y a la vez cause tanta ternura y conmoción. Ainhoa crece tan fuerte como débil envuelta en un sistema patriarcal donde la violencia sexual brilla a la luz del día y donde nadie más a su alrededor parece darse cuenta de la gravedad de estas dinámicas que se heredan en un ciclo que parece sin fin.

“Hay una línea invisible que separa también el miedo del respeto, como la línea que hace que unos sean buenos y otros sean malos. Esa línea es como una cuerda con la que uno puede saltar y estar en ambos lados, a veces en el bueno y otras solo estar en el que le tocó caer los pies, sea el izquierdo o el derecho”

La infancia robada de Ainhoa y la de tantas niñas que dejan de ser niñas no es ficción, no son historias de papel. Es la realidad cruel de millones de niñas de nuestro país.

“ Capaz que ese fue el inicio de mi decrecimiento, de esta confusión que se me mezcla como ensalada en la cabeza, porque después de eso ya no pude ser niña, aunque mi porte, mi cara y mi edad lo son, pero de un modo distinto”

¿Qué es ficción y qué es realidad? ¿Cuánto de la verdad y crudeza de la infancia de las niñas de Esmeraldas pudo Yuliana transmitirnos en esta lectura? La esclavitud, la falta de educación y las condiciones precarias de salud y vida en la provincia de Esmeraldas son una realidad de las que en ciudades grises y amuralladas, nos hacemos la vista gorda y evitamos confrontar. Si no fuera por este tipo de lecturas, esa realidad ante mis ojos seguiría siendo mucho más distante, menos palpable.

“Yo entiendo lo que pasa a mi alrededor, pero aún no tengo todas las palabras en mi lengua, por eso hablo en voz alta: para que suceda el milagro de que esas palabras no anidadas aún en mi lengua viperina asomen como hongos en la piel de las personas que viven cerca de Petroecuador”.

Con esta novela, Yuliana nos permite sentir, reír, oler, palpar, sufrir, oír, bailar, cantar, sumergirnos y nadar. Nos da la oportunidad de vivir por unas cuantas páginas la realidad de Ainhoa, la extraña combinación de la fiesta de carnaval y todo lo trágico que sucede a su alrededor, a lo que tratamos de ocultar con música y colores.

Con Fiebre de Carnaval, Yuliana Ortiz ganó el Premio IESS a la Ópera prima, en Italia.

Al finalizar esta lectura con lágrimas en los ojos y un corazón conmovido, lo único que anhelaba era abrazar a esa dulce y ocurrida niña que es el espejo de tantas hermanas ecuatorianas.

Yuliana Ortiz Ruano ganó la primera edición del Premio IESS a la Ópera prima, en Italia con esta novela. Como a tantas otras escritoras ecuatorianas reconocidas en el extranjero, nosotros debemos ser los primeros en leer, apoyar, difundir su obra y aplaudirla de pie. Y si vamos más allá, hacer lo que esté a nuestro alcance para cambiar las circunstancias de las niñas de nuestro país como Ainhoa, que no es un personaje de ficción, es tan real como el sonido del mar.

 

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    MARÍA JOSÉ NOBOA

    “En el octavo cajón están mis libros y mis diarios, unos cuadernillos rosados que mi mami Checho me da para que pueda escribirle lo que no me sale por la boca. Es algo así como si un animal viviera en mi garganta y me recordara el vacío de las cosas que duermen silenciosamente en el cuerpo y uno no puede nombrar…”

    Leer Fiebre de Carnaval es transportarse a Esmeraldas y experimentar muy de cerca los sonidos de su naturaleza, la jerga y acento de su gente, el mar en su inmensidad, su calor y humedad, su comida, sus árboles de guayaba, chirimoya y mango, sus poemas, sus barrios, su música a todo volumen, el ritmo de sus bailes, la vida y bulla de su carnaval como personaje principal.

    La escritora Yuliana Ortiz Ruano nació en 1992 en Esmeraldas, la provincia más violenta e insegura del Ecuador. Tan violenta como colorida, sonora, artística y natural. Contradictorio, como la mayoría de cosas que conviven en nuestra tierra.

     

    Ese carnaval de Esmeraldas que empieza mucho antes de febrero sin que el calendario le importe mucho a alguien, en la playa y en la ciudad, a baldazos de agua todos se mojan, corretean y bailan de cabeza.

    “La gente del barrio se moja en las veredas bailando durísimo, meneando culos y caderas como si ellos dominaran el camino de la vida, como si los culos y caderas sostuvieran al mundo”, dice Yuliana en su novela. 

    Fiebre de carnaval es un libro poético y fonético, crudo, desolador y conmovedor, tan real como irreal. Es una lectura que permite oír las palabras escritas desde el Barrio la Guacharaca en la ciudad de Esmeraldas, rodeada del vaivén del mar. Ese mar que es testigo de alegrías y atrocidades, el refugio de Ainhoa.

    El personaje principal de esta historia es una niña limoneña de ocho años que crece en un entorno familiar donde la violencia, el caos, las historias urbanas, los secretos y la oscuridad que son parte del día a día. No puede identificar lo que es natural de lo que no, es inviable reconocer los límites de lo que está bien y de lo que está mal entre las cuatro paredes de su casa, rodeada de su familia, en un espacio que debería ser seguro para cualquier niña.

    La novela de Yuiiana Ortiz fue publicada por La navaja suiza, en España; y por Recodo Press en Ecuador.

    El desconocimiento de lo violento y de los límites familiares hace que esta voz infantil tenga tanta fuerza y carácter y a la vez cause tanta ternura y conmoción. Ainhoa crece tan fuerte como débil envuelta en un sistema patriarcal donde la violencia sexual brilla a la luz del día y donde nadie más a su alrededor parece darse cuenta de la gravedad de estas dinámicas que se heredan en un ciclo que parece sin fin.

    “Hay una línea invisible que separa también el miedo del respeto, como la línea que hace que unos sean buenos y otros sean malos. Esa línea es como una cuerda con la que uno puede saltar y estar en ambos lados, a veces en el bueno y otras solo estar en el que le tocó caer los pies, sea el izquierdo o el derecho”

    La infancia robada de Ainhoa y la de tantas niñas que dejan de ser niñas no es ficción, no son historias de papel. Es la realidad cruel de millones de niñas de nuestro país.

    “ Capaz que ese fue el inicio de mi decrecimiento, de esta confusión que se me mezcla como ensalada en la cabeza, porque después de eso ya no pude ser niña, aunque mi porte, mi cara y mi edad lo son, pero de un modo distinto”

    ¿Qué es ficción y qué es realidad? ¿Cuánto de la verdad y crudeza de la infancia de las niñas de Esmeraldas pudo Yuliana transmitirnos en esta lectura? La esclavitud, la falta de educación y las condiciones precarias de salud y vida en la provincia de Esmeraldas son una realidad de las que en ciudades grises y amuralladas, nos hacemos la vista gorda y evitamos confrontar. Si no fuera por este tipo de lecturas, esa realidad ante mis ojos seguiría siendo mucho más distante, menos palpable.

    “Yo entiendo lo que pasa a mi alrededor, pero aún no tengo todas las palabras en mi lengua, por eso hablo en voz alta: para que suceda el milagro de que esas palabras no anidadas aún en mi lengua viperina asomen como hongos en la piel de las personas que viven cerca de Petroecuador”.

    Con esta novela, Yuliana nos permite sentir, reír, oler, palpar, sufrir, oír, bailar, cantar, sumergirnos y nadar. Nos da la oportunidad de vivir por unas cuantas páginas la realidad de Ainhoa, la extraña combinación de la fiesta de carnaval y todo lo trágico que sucede a su alrededor, a lo que tratamos de ocultar con música y colores.

    Con Fiebre de Carnaval, Yuliana Ortiz ganó el Premio IESS a la Ópera prima, en Italia.

    Al finalizar esta lectura con lágrimas en los ojos y un corazón conmovido, lo único que anhelaba era abrazar a esa dulce y ocurrida niña que es el espejo de tantas hermanas ecuatorianas.

    Yuliana Ortiz Ruano ganó la primera edición del Premio IESS a la Ópera prima, en Italia con esta novela. Como a tantas otras escritoras ecuatorianas reconocidas en el extranjero, nosotros debemos ser los primeros en leer, apoyar, difundir su obra y aplaudirla de pie. Y si vamos más allá, hacer lo que esté a nuestro alcance para cambiar las circunstancias de las niñas de nuestro país como Ainhoa, que no es un personaje de ficción, es tan real como el sonido del mar.

     

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