Las Manchas: gotitas rojas de melancolía

Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos, con ilustraciones de Alisa Pincay es un libro sensible y un abrazo para todas aquellas que nos manchamos en nuestra primera menstruación. 

KATHYA CARVAJAL

A partir de segundo de básica hasta mi último año de bachillerato, de mis 12 a 18 años, cuando pasaba diez de mis doce menstruaciones en el lugar donde estudié, todos los lunes utilizaba un uniforme blanco. Desde el moño hasta los zapatos. Cuando mi menstruación coincidió con un lunes fue sinónimo de pesadilla. Ni siquiera pude utilizar una lycra que me permitiera disimular la forma de la toalla sanitaria porque, evidentemente, se anulaba la semejanza entre toda la vestimenta nívea. El tampón nunca fue una opción, desde pequeña me incubaron miedo a través de mitos: se romperá tu himen o se te va a caer el algodón en medio camino. Mitos que más tarde fueron desmentidos por el ginecólogo. Pero las inseguridades ya estaban ahí y fue casi imposible despojarse de ellas.

Los primeros días de menstruación con un uniforme blanco.
Los primeros días de menstruación con un uniforme blanco.

Me vi en obligación de usar shorts blancos, los cuales ejercieron una presión inmensa sobre la toalla sanitaria, mi vello púbico y mi piel. Mi cuerpo pedía a gritos que lo liberaran, pero me limité a reprimirlo bajo todas esas capas.

La única salida fue atar el abrigo azul del colegio alrededor de mis caderas. Las inspectoras me llamaron la atención, pero preferí soportar los gritos y miradas enjuiciadoras antes de que mis compañeras, profesoras, inspectoras, personal de limpieza, y demás, juzgaran las puntitas color granate sobre el tiro de mi falda-pantalón o el bulto de las toallas nocturnas, esas gigantes masas de algodón que son mis favoritas desde que menstrué por primera vez, un 31 de diciembre, a los 12 años.

Leer Las Manchas (2023) me transportó a esos episodios de mi niñez y adolescencia, latentes en mi memoria, y que cada mes, cuando mi periodo llega, se transforman en rencor. Especialmente cuando los dolores de mi vientre me doblegan hasta el punto de sentarme desnuda por dos horas sobre las baldosas frías de mi baño o acostarme encima de mi cama en forma de bolita, con el ventilador apagado, mientras el sudor se apodera de todo mi cuerpo.

Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.
Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

En la primera página de Las Manchas hay una ficha que te permite, como lectorx, personalizarlo con tus datos. Es una bienvenida que abraza. Una vez que has registrado con tu puño y letra las respuestas que solicita la hoja, se genera una fusión con el libro. Una suerte de acuerdo confidencial que, poco a poco, se modifica en un espacio comunitario en donde cada uno de los seres menstruantes pueden converger para exteriorizar su concepto personal sobre la menstruación.

Es importante reconocer qué nos gusta o qué nos hace felices, durante el periodo podemos llegar a olvidar quiénes somos. Los cólicos, a veces, no dan tregua, pero debemos afrontarlos en casa, universidad, trabajo u otros espacios. Ojalá nos otorgaran un descanso, porque no es fácil. Ira, felicidad, angustia, tristeza, todo es válido durante el recorrido de las diecinueve páginas que constituyen el libro. A pesar de que la sensación comprensiva prepondera en la obra, por medio de nuestras miradas introspectivas nos traslada a recordar todo el recorrido con esas gotas de sangre que son arrojadas a través de nuestras vulvas; un camino en el que no siempre fuimos entendidxs.

LEE TAMBIÉN: Cuando empezamos a hablar públicamente de menstruar

Mariuxi Alemán —autora— y Eduarda Dávalos —coautora y editora—   construyeron un material literario para todo tipo público, para quien desee sumergirse bajo la experiencia que implica menstruar en un mundo donde aún puede ser visto como algo que debe esconderse.

Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos durante la presentación de Las Manchas, en La Ría, la biblioteca infantil de la Biblioteca de las Artes, en Guayaquil.

La autora contó a INDÓMITA que la idea surgió a partir de un taller  sobre los libros sensibles, impartido por Roger Ycaza en el VI Encuentro Internacional de Investigación en Artes, en octubre de 2021. Allí, pensando en qué tópico le gustaría abordar, decidió que sería la menstruación.

Su primera vez —recordó Mariuxi— se vio en la necesidad de acudir a alguien con quien hablar sobre su estado. Un interlocutor que la escuchó y explicó cómo usar correctamente una toalla sanitaria, sin embargo, con el paso del tiempo, hubo una  ausencia de apoyo externo, y aprendió por sí misma sobre los ciclos menstruales y la importancia de entender su propio cuerpo. Así se acuñó Las Manchas, como una historia que empezó con bolitas y palitos para después, transformarse en el proyecto que es hoy en día.

Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

Para lograrlo, Mariuxi se juntó con Eduarda Dávalos, para quien fue el momento ideal, porque durante aquel semestre ella venía investigando sobre el tema. Lo que continuó fue una primera reunión de planificación, en la que intercambiaron sus historias más vergonzosas sobre sus menstruaciones. Una de las tantas memorias de Mariuxi relata su experiencia cuando dejó de usar la mooncup y tenía puesta una toalla sanitaria y se manchó en su trabajo, a sus treinta y dos años. Tuvo que preguntar a su mejor amigo y compañero de trabajo si estaba manchada, fue así que descubrieron esa mancha extendida por toda la tela. Empezó una travesía hacia el baño por medio de todas las oficinas, manchada con la sangre roja, rojita.

La primera menstruación de Mariuxi fue —como la mía— a sus 12 años. El pediatra que la atendió dibujó un útero y le dijo: “Este es tu útero. Todos los meses la sangre va a hacer una cama para un bebé que va a cubrir el útero, pero como no vas a tener un bebé, el útero va a llorar. Esa es la sangre que baja. Así va a pasar cada 28 días”. Y como seguía sin entender de dónde venía esa sangre que la manchaba estuvo todo el día con papel higiénico en su calzón.

La historia de Mariuxi es la historia de Illari, la protagonista del libro ilustrado Las Manchas. “Es la historia de todas las niñas que llevamos con nosotras. De todas las que no tuvimos quien nos explicara con paciencia de dónde venía esa sangre que nos iba a acompañar al menos los 30 años siguientes de nuestra vida”, menciona la autora del libro ilustrativo

Tras el clic instantáneo con Eduarda, después de 9 meses de trabajo, Las Manchas nacieron, y Mariuxi no puede estar más orgullosa y feliz de todo el trabajo que realizó con Edu y con la ilustradora Alisa Pincay.

“De hablar no tengas miedo, manchar es normal”, señala uno de los versos de la obra. A mis 23 años soy libre de conversar sobre mi menstruación con mi mamá, amigxs y conocidos. Quizás, por ahora, no lo he conversado a profundidad con desconocidos, pero por qué no. Meses atrás, cuando hablaba con un profesor, empecé a llorar súbitamente y le dije que estaba sensible porque en los próximos días me bajaría la regla. Creo que fue la primera vez que me expresé abiertamente sobre ese tema con un hombre que no es mi amigo.

Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

Probablemente parezca una nimiedad, pero Las Manchas afirma la resignificación de nuestras manchitas rojas, la forma en que se manifiestan física, mental y emocionalmente en nuestros cuerpos, y cómo nunca es tarde para exteriorizar nuestras sensaciones sobre estas vivencias.

Mariuxi y Eduarda no buscan borrar nuestras experiencias, pero sí rememorarlas bajo una perspectiva que nos permita reivindicar experiencias pasadas para poder convivir con ellas en el presente y futuro. Y para quienes recién empezaron esta aventura, otorgar una base de apoyo lúdica, eso que nos hizo falta a muchxs.

Ojalá, algún día, todxs podamos contar nuestras historias con las manchas.

 

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    KATHYA CARVAJAL

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    Los primeros días de menstruación con un uniforme blanco.
    Los primeros días de menstruación con un uniforme blanco.

    Me vi en obligación de usar shorts blancos, los cuales ejercieron una presión inmensa sobre la toalla sanitaria, mi vello púbico y mi piel. Mi cuerpo pedía a gritos que lo liberaran, pero me limité a reprimirlo bajo todas esas capas.

    La única salida fue atar el abrigo azul del colegio alrededor de mis caderas. Las inspectoras me llamaron la atención, pero preferí soportar los gritos y miradas enjuiciadoras antes de que mis compañeras, profesoras, inspectoras, personal de limpieza, y demás, juzgaran las puntitas color granate sobre el tiro de mi falda-pantalón o el bulto de las toallas nocturnas, esas gigantes masas de algodón que son mis favoritas desde que menstrué por primera vez, un 31 de diciembre, a los 12 años.

    Leer Las Manchas (2023) me transportó a esos episodios de mi niñez y adolescencia, latentes en mi memoria, y que cada mes, cuando mi periodo llega, se transforman en rencor. Especialmente cuando los dolores de mi vientre me doblegan hasta el punto de sentarme desnuda por dos horas sobre las baldosas frías de mi baño o acostarme encima de mi cama en forma de bolita, con el ventilador apagado, mientras el sudor se apodera de todo mi cuerpo.

    Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.
    Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

    En la primera página de Las Manchas hay una ficha que te permite, como lectorx, personalizarlo con tus datos. Es una bienvenida que abraza. Una vez que has registrado con tu puño y letra las respuestas que solicita la hoja, se genera una fusión con el libro. Una suerte de acuerdo confidencial que, poco a poco, se modifica en un espacio comunitario en donde cada uno de los seres menstruantes pueden converger para exteriorizar su concepto personal sobre la menstruación.

    Es importante reconocer qué nos gusta o qué nos hace felices, durante el periodo podemos llegar a olvidar quiénes somos. Los cólicos, a veces, no dan tregua, pero debemos afrontarlos en casa, universidad, trabajo u otros espacios. Ojalá nos otorgaran un descanso, porque no es fácil. Ira, felicidad, angustia, tristeza, todo es válido durante el recorrido de las diecinueve páginas que constituyen el libro. A pesar de que la sensación comprensiva prepondera en la obra, por medio de nuestras miradas introspectivas nos traslada a recordar todo el recorrido con esas gotas de sangre que son arrojadas a través de nuestras vulvas; un camino en el que no siempre fuimos entendidxs.

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    Mariuxi Alemán —autora— y Eduarda Dávalos —coautora y editora—   construyeron un material literario para todo tipo público, para quien desee sumergirse bajo la experiencia que implica menstruar en un mundo donde aún puede ser visto como algo que debe esconderse.

    Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos durante la presentación de Las Manchas, en La Ría, la biblioteca infantil de la Biblioteca de las Artes, en Guayaquil.

    La autora contó a INDÓMITA que la idea surgió a partir de un taller  sobre los libros sensibles, impartido por Roger Ycaza en el VI Encuentro Internacional de Investigación en Artes, en octubre de 2021. Allí, pensando en qué tópico le gustaría abordar, decidió que sería la menstruación.

    Su primera vez —recordó Mariuxi— se vio en la necesidad de acudir a alguien con quien hablar sobre su estado. Un interlocutor que la escuchó y explicó cómo usar correctamente una toalla sanitaria, sin embargo, con el paso del tiempo, hubo una  ausencia de apoyo externo, y aprendió por sí misma sobre los ciclos menstruales y la importancia de entender su propio cuerpo. Así se acuñó Las Manchas, como una historia que empezó con bolitas y palitos para después, transformarse en el proyecto que es hoy en día.

    Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

    Para lograrlo, Mariuxi se juntó con Eduarda Dávalos, para quien fue el momento ideal, porque durante aquel semestre ella venía investigando sobre el tema. Lo que continuó fue una primera reunión de planificación, en la que intercambiaron sus historias más vergonzosas sobre sus menstruaciones. Una de las tantas memorias de Mariuxi relata su experiencia cuando dejó de usar la mooncup y tenía puesta una toalla sanitaria y se manchó en su trabajo, a sus treinta y dos años. Tuvo que preguntar a su mejor amigo y compañero de trabajo si estaba manchada, fue así que descubrieron esa mancha extendida por toda la tela. Empezó una travesía hacia el baño por medio de todas las oficinas, manchada con la sangre roja, rojita.

    La primera menstruación de Mariuxi fue —como la mía— a sus 12 años. El pediatra que la atendió dibujó un útero y le dijo: “Este es tu útero. Todos los meses la sangre va a hacer una cama para un bebé que va a cubrir el útero, pero como no vas a tener un bebé, el útero va a llorar. Esa es la sangre que baja. Así va a pasar cada 28 días”. Y como seguía sin entender de dónde venía esa sangre que la manchaba estuvo todo el día con papel higiénico en su calzón.

    La historia de Mariuxi es la historia de Illari, la protagonista del libro ilustrado Las Manchas. “Es la historia de todas las niñas que llevamos con nosotras. De todas las que no tuvimos quien nos explicara con paciencia de dónde venía esa sangre que nos iba a acompañar al menos los 30 años siguientes de nuestra vida”, menciona la autora del libro ilustrativo

    Tras el clic instantáneo con Eduarda, después de 9 meses de trabajo, Las Manchas nacieron, y Mariuxi no puede estar más orgullosa y feliz de todo el trabajo que realizó con Edu y con la ilustradora Alisa Pincay.

    “De hablar no tengas miedo, manchar es normal”, señala uno de los versos de la obra. A mis 23 años soy libre de conversar sobre mi menstruación con mi mamá, amigxs y conocidos. Quizás, por ahora, no lo he conversado a profundidad con desconocidos, pero por qué no. Meses atrás, cuando hablaba con un profesor, empecé a llorar súbitamente y le dije que estaba sensible porque en los próximos días me bajaría la regla. Creo que fue la primera vez que me expresé abiertamente sobre ese tema con un hombre que no es mi amigo.

    Ilustración de Alisa Pincay para Las Manchas, un libro de Mariuxi Alemán y Eduarda Dávalos.

    Probablemente parezca una nimiedad, pero Las Manchas afirma la resignificación de nuestras manchitas rojas, la forma en que se manifiestan física, mental y emocionalmente en nuestros cuerpos, y cómo nunca es tarde para exteriorizar nuestras sensaciones sobre estas vivencias.

    Mariuxi y Eduarda no buscan borrar nuestras experiencias, pero sí rememorarlas bajo una perspectiva que nos permita reivindicar experiencias pasadas para poder convivir con ellas en el presente y futuro. Y para quienes recién empezaron esta aventura, otorgar una base de apoyo lúdica, eso que nos hizo falta a muchxs.

    Ojalá, algún día, todxs podamos contar nuestras historias con las manchas.

     

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