Indómita entrevistó a Pilar del Río, periodista, traductora y viuda del Premio Nobel de Literatura. Desde Fundación Saramago es activista por un mundo más justo.
La periodista y traductora Pilar del Río preside la Fundación Saramago y desde allí está convencida de que es posible seguir insistiendo en un mundo más habitable y más justo. A través de su libro La intuición de la Isla recoge el silencio y la conexión con su alrededor que tuvo el escritor, su esposo y Premio Nobel de Literatura, José Saramago, luego del exilio al que lo llevó la publicación de El evangelio según Jesucristo (1991). Pero también insiste en la Carta Universal de Deberes y Obligaciones de los Seres Humanos, inspirada en sus pensamientos.
En 1998, cuando Saramago recibió el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, la Declaración Universal de Derechos Humanos cumplió 50 años. “Entonces, los ciudadanos de a pie, hagamos uso de la palabra y tomemos la iniciativa. Con la misma vehemencia y la misma fuerza con que reivindicamos nuestros derechos, reclamemos también el deber de nuestros deberes. Quizás el mundo pueda empezar a ser un poco mejor ”, dijo Saramago en su discurso.
La UNAM (Universidad Autónoma de México) y la Fundación José Saramago (FJS) convocaron en 2015 a especialistas en diversas áreas para discutir una propuesta de Carta Universal de Deberes y Obligaciones de los Derechos Humanos, documento complementario a la Declaración Universal, que ahora busca un reconocimiento y alcance legal. Esta carta es uno de los motores del Centenario de Saramago que trae a la ciudad a Pilar del Río.
La última vez que Del Río estuvo en Ecuador fue en 2004, cuando el país tenía 10 millones de habitantes. Hoy somos 16 millones. “Pensaba en Ecuador como pienso en Portugal, pero al parecer en Portugal somos cada vez menos”, dice la autora. En ese entonces Saramago fue reconocido como huésped ilustre de la ciudad.
Del Río llega a una entrevista con Indómita en el Centro de Convenciones —donde se realiza la Feria del Libro de Guayaquil— sorprendida de tener que usar chal en una ciudad tropical, por la fuerza que tienen los aires acondicionados en la vida cotidiana, y de que el aeropuerto, que se divisa desde el lugar, esté dentro de sus márgenes.
Le cuento que esta entrevista es para un medio feminista que tiene una plataforma digital y lo primero que quiere es contarme una historia que la ha conmovido hasta las lágrimas al levantarse cerca del Río Guayas.
“Esta mañana he visto en internet a un grupo de mujeres quitándose los velos, y quemándolos en una hoguera. De fondo tenían un letrero que decía ‘el pueblo unido jamás será vencido’, en iraní. En los años 30, en la Puerta del Sol, en Madrid, España, un grupo de mujeres creadoras, escritoras, poetas, pintoras se reunieron para quitarse el sombrero y tirarlo. Se llamaron ‘Las sin sombreros’. Nos descubrimos la cabeza para que nos descubrieran, porque sin nosotras ni el mundo va a funcionar bien, ni los países van a estar bien gobernados. Tenemos que quitarnos los sombreros que tengamos y llevar la cabeza levantada y no permitir que ningún hombre nunca intente dar ninguna lección porque como hombres no tienen derecho, como seres humanos podemos tratar de igual a igual, pero como hombre no, como hombres han victimizado a generaciones de generaciones a lo largo de la historia”.
Son las Mujeres Sin Velo, las Sin Sombrero de Irán: tantos años después y así seguimos, descubriéndonos para que nos descubran, reafirmado, de cabeza levantada y libre, que existimos y somos indispensables para la vida del planeta y la gobernación de los pueblos. https://t.co/lBLBcCwExo
— Pilar del Río (@delRioPilar) September 23, 2022
-En Ecuador estamos en medio de una protesta porque una mujer llamada María Belén Bernal entró a la Escuela de Policía a visitar a su esposo y no salió. La escucharon gritar “me matan”. Vieron a su agresor, un Policía, cargar con un bulto negro a un carro y la Policía lo dejó escapar. Encontraron su cuerpo 11 días después de que su madre pidiera buscarla, muerta.
Esto parece escrito para una novela policial. No parece ni verosímil. En España se acaba de aprobar una ley “del solo el sí es sí”, cualquier avance de un hombre con una mujer es violación y es delito. Solo sí es sí. Estamos viviendo todos los días situaciones de acoso y violación. Espero que la magistratura de Ecuador esté alerta, se investigue y los agresores sean condenados y espero que las mujeres no descansen y repitan todos los días los nombres de las víctimas. Porque no podemos tolerar más víctimas por el hecho de ser mujeres.
Soy absolutamente solidaria con las mujeres que sienten que han matado a una de ellas y por lo tanto nos han matado a todas.
-Hoy en día, que el mundo llora la muerte de un ícono de la Monarquía, que hay una guerra de la que se dice poco desde la Iglesia, y hay olas de violencia, como ocurre en Ecuador, ¿Qué implica llevar adelante la Fundación de Saramago, una figura que se reconoce además como comunista?
Con respecto a las lágrimas por la Reina de Inglaterra me parece folclore. No gobernaba. Asistió a hechos de colonialismo sin pronunciarse porque no podía pronunciarse. No gobierna, pero se enriquece.
El Papa sí se ha pronunciado contra la guerra de Irak, la guerra de Ucrania, sobre determinadas actuaciones en Ucrania.
Me parece que la voz del Papa es una voz moral como lo es la voz del portugués António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, que está yendo en favor de la defensa del medioambiente y en contra de quienes no están respetando las decisiones que han tomado los países. Él, de manera particular, se ha convertido en la primera institución, él y no la ONU, está tomando decisiones en favor del medioambiente y la salud del planeta.
Por otro lado, Saramago era un humanista que estaba vinculado con un partido comunista en Portugal, que a su vez se vincula con la libertad. Él era un humanista. Nosotros trabajamos desde el humanismo. Nuestra Fundación tiene por objetivo la defensa de la cultura, del medioambiente y de los derechos humanos. Esas son nuestras tres propuestas.
-¿Cómo se integran discursos como el feminismo, desde una nueva «ola» y modos de activismos, en la visión que tiene hoy la Fundación Saramago?
Saramago era un feminista. En sus libros desde Alzado del suelo, Memorial del Convento, El evangelio según Jesucristo, hasta Ensayo sobre la ceguera, las mujeres son las que ven. Saramago dice que el mundo se mantiene en su órbita por la conversación y la actitud de las mujeres. Las mujeres no declaran la guerra, no fabrican armas, las mujeres no están en la plaza de los pueblos enseñando una espada, no. Las mujeres cuidan, el poder de las mujeres ha sido el poder de observación, de ver lo que pasa en el mundo y de cuidar. Los hombres se han impuesto, han mantenido sus generaciones, son guerreros y conquistadores y no sé qué. No hay estatuas en los centros de las ciudades con mujeres amamantando, no hay estatuas de mujeres con espadas. El patriarcado es muy malo.
-Me interesa plantear el tema de la escritura desde el género. Si bien la discusión de que la literatura tiene un género resulta caduco, sí hay una nueva ola de autoras que tienen mayor visibilidad y que están contando otras historias.
Es que la escritura tiene un género, es femenino: La escritura. Las mujeres no han escrito a lo largo de la historia porque los hombres lo han impedido y cuando una mujer quería escribir la consideraban loca. La metían en la cárcel, la consideraban una bruja. Virginia Woolf lo cuenta muy bien en Una habitación propia. La biblioteca universal no tiene mujeres porque no las dejaban escribir, ni ir a la universidad o a la escuela. Eso lo ha escrito la maravillosa Irene Vallejo: tenemos acceso a obras porque mujeres las han estado copiando, las han estado narrando, las mujeres han hecho el trabajo porque las mujeres no tienen problema en citar a los hombres. Los hombres sí tienen problema en citar a mujeres.
Afortunadamente hay escritores y escritoras. Hay mucho más lectoras que lectores, las mujeres leen mucho más que los hombres. Yo podría decir sí, que el mundo de la literatura en este momento es femenino porque hay una eclosión de mujeres escritoras junto con grandes escritores y porque hay mucho más lectoras que lectores. Eso es una obviedad que lo dicen todas las encuestas.
-También hay otro tipo de historias…
Se está narrando desde el punto de vista de las mujeres, desde lo que estaba olvidado en la historia. A mí me hubiera gustado escribir un ensayo que por distintas razones no pude. Tal vez carezca de preparación para eso y tiene que ver con que Flaubert cuando fue acusado por haber escrito Madame Bovary dijo: «Yo soy Madame Bovary». En la madurez volví a leer Madame Bovary y mi respuesta fue: «Sí, señor Flaubert sí. Usted es Madame Bovary». Ya estoy harta de que todas las mujeres se maten de amor, que Anna Karenina se mate de amor, que Madame Bovary lleve el apellido de su marido. Esos grandes literatos no me interesan.
-El mundo ha estado narrado por hombres y me parece importante pensar en cómo se configura un escritor al que podríamos llamar feminista, como Saramago.
La voz de Saramago leída en portugués es absolutamente feminista, no solo por los asuntos que aborda. Sus protagonistas: varias generaciones de desheredados, pobres que lo único que tienen es pan y que algún día, solo en una boda pueden matar un pollo. Es gente que come pan y aceitunas. El Memorial del convento es un soldado manco y pobre. A Saramago no le interesaban ni los machistas ni el poder macho, ni los ricos. No le interesaban. Él tenía amigos con dinero, pero tener una posición de “aquí mando yo”, no. Saramago no quería escribir sobre los poderosos, no los conozco, no me interesan, decía. ¿Eso no es demagogia?, se preguntarán algunos, pues es una opción literaria que le da un esplendor y una universalidad extraordinaria a su obra.
-La escritora Katya Adaui, también invitada a esta Feria, decía en un conversatorio que hay que darle piedad a los personajes de una historia en la ficción. Usted siempre cita el inicio de Ensayo sobre la ceguera: si tienes ojos para mirar, ve. ¿Qué estamos haciendo hoy desde la ficción para poder darle piedad a la realidad?
Mario Vargas Llosa escribe en La fiesta del chivo sobre Trujillo que era un dictador, pero que además era un pedófilo y le da piedad. Truman Capote, desde la genialidad intenta entrar en el ánimo, y la conversación de los asesinos, pero creo que le costó la vida, porque fue muy difícil recuperarse de A Sangre fría.
A mí, entrar en el universo de los torturadores no me interesa. En el de las víctimas que somos todos, sí. A mí no me dan compasión. En España acaba de haber un juicio contra ‘La Manada’, un grupo de hombres que violó a una chica. Ha sido fundamental ese caso de violación para que se proclamara la «Ley del sí es sí». Ella estaba de fiesta y estaba medio mareada y llegó tan aturdida, la metieron en un portal y de esa violación ella salió, denunció, buscó los nombres y han sido condenados por el Tribunal Supremo de España. Yo no soy en absoluto solidaria con ninguno de los tíos de la manada que han intentado vender su historia, que han cobrado buena plata, que van haciéndose los machitos. Si sufren, bueno, ella también sufrió. Pero el sufrimiento de ellos no me da pena.
-¿Considera que la voz de la Fundación Saramago es también una voz moral?
Nosotros pretendemos que somos útiles a la sociedad y que no nos estamos traicionando a nosotros mismos, queremos ser honestos dentro de una sociedad injusta que necesita aportaciones legales, aportaciones positivas y mira sí, somos positivos, somos activos en la sociedad y somos activistas.
-Celebramos 100 años del natalicio de Saramago, ¿qué sigue?
Lo siguiente es tratar de sobrevivir. Yo a veces digo que cuando acabe el Centenario no sé si estaremos vivos. Esta mañana me llamaron de Roma para un acto en diciembre y pensaba que ya en diciembre no vamos a existir, pero el siguiente proyecto es seguir insistiendo en la Carta que acompaña a la Declaración Universal de Derechos que está publicada en el libro que acaba de salir, La intuición de la Isla. Tenemos que pensar en un mundo que sea un poco más justo donde hay muchos que no tienen quién les escriba.