Teoría King-Kong: contra el capitalismo de los cuerpos

La escritora francesa Virginie Despentes publicó en 2006 Teoría King Kong, un libro marcado por dos de los pocos momentos en los que dice haberse sentido mujer: cuando fue violada en una carretera francesa, luego de caer en la trapa de unos tipos que parecían amables e infantiles cuando “hacían dedo” con una amiga; y cuando tuvo que emperifollarse –enchularse en el lenguaje más local de Guayaquil, la ciudad tropical en el que se escribe esta reseña– para prostituirse porque era la única forma de ganar bien sin aspirarlo eternamente, en un trabajo donde el ascenso es un imposible. El resto del tiempo dice haber vivido como hombre porque tenía ganas de que así fuera. 

A partir de su propia historia, Despentes desentraña en la sexualidad, en la prostitución, en la violación, en el rol social de la mujer y su construcción moral; pero más allá de plantear una acción por el feminismo, los postulados que hace a través de estas páginas, tienen que ver con la configuración de un capitalismo casi dogmático y cristiano, que trata de forma desigual a hombres y mujeres. “El capitalismo –sostiene– es una religión igualitarista, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”. 

Desde su publicación, Teoría King Kong se convirtió en una forma de desentrañar el discurso moral que cuestiona la relevancia de unos cuerpos sobre otros, como ocurre en la forma de ocupar el espacio público; así como las formas de trabajo de unos cuerpos sobre el de otros –como ocurre cuando se cuestiona la prostitución y se mira la pornografía desde la fascinación masculina–. Despentes apela a una sociedad en la que, a pesar de las revoluciones feministas y sociales, se seguía –como hasta ahora– culpabilizando a las víctimas por sobre sus victimarios.  

La autora de Fóllame (1994) y Teoría King-Kong está del lado de las nociones de Camille Paglia – otra académica del feminismo cuestionada–, cuando le dice a las mujeres “meteos en el fango, en el reino de los sentidos. Luchad por vuestro territorio, hora tras hora. Aguantad los golpes como hombres. Yo exalto la personalidad pagana del deportista y el guerrero, que pertenecen a la cultura de la vergüenza más que a la cultura de la culpa, y cuya ética es el candor, la disciplina, la vigilancia y el valor”. 

Despentes publicó este libro con el miedo de meterse en una guerra entre feministas a ultranza y católicos, luego de haber recibido una serie de cuestionamientos por la publicación de Fóllame y su posterior adaptación audiovisual, en el 2000. La autora dedica su trabajo a todas las mujeres que se salen de la norma, pero también a las que entran en ella. Aún así, su trabajo remarca en la idea de Simone de Beauvoir cuando escribió en el Segundo Sexo que “no se nace mujer, se llega a serlo”. En palabras de Despentes, “porque la virilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como lo es la asignación a la feminidad”. 

Jack Halberstam en el texto Arte queer del fracaso dice que “mientras el capitalismo produce el éxito de algunas personas por medio del fracaso de otras, la ideología del pensamiento positivo insiste en que el éxito depende solo del trabajo duro y que el fracaso es siempre responsabilidad tuya”. Despentes está del lado de los cuerpos que fracasan y están socialmente vistos como inferiores, de los cuerpos que socialmente se han despojado de su valor. Desde su postura ha visto cómo las luchas se han revelado ahora que, según dijo en una entrevista reciente en España, las mujeres hablan y no se disculpan de ser feministas, “las mujeres dicen basta, nunca lo había oído con tanta claridad. Es importante”. Tal vez ahora, el capitalismo tenga otras formas de configuración sobre los cuerpos, a través de la tecnología y el control, pero hay luchas que no se silencian más, como las de las mujeres.

*Este texto se publicó originalmente en la edición Decolomania del periódico The Arts of the Working Class. Circuló en marzo de 2021.

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    A partir de su propia historia, Despentes desentraña en la sexualidad, en la prostitución, en la violación, en el rol social de la mujer y su construcción moral; pero más allá de plantear una acción por el feminismo, los postulados que hace a través de estas páginas, tienen que ver con la configuración de un capitalismo casi dogmático y cristiano, que trata de forma desigual a hombres y mujeres. “El capitalismo –sostiene– es una religión igualitarista, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”. 

    Desde su publicación, Teoría King Kong se convirtió en una forma de desentrañar el discurso moral que cuestiona la relevancia de unos cuerpos sobre otros, como ocurre en la forma de ocupar el espacio público; así como las formas de trabajo de unos cuerpos sobre el de otros –como ocurre cuando se cuestiona la prostitución y se mira la pornografía desde la fascinación masculina–. Despentes apela a una sociedad en la que, a pesar de las revoluciones feministas y sociales, se seguía –como hasta ahora– culpabilizando a las víctimas por sobre sus victimarios.  

    La autora de Fóllame (1994) y Teoría King-Kong está del lado de las nociones de Camille Paglia – otra académica del feminismo cuestionada–, cuando le dice a las mujeres “meteos en el fango, en el reino de los sentidos. Luchad por vuestro territorio, hora tras hora. Aguantad los golpes como hombres. Yo exalto la personalidad pagana del deportista y el guerrero, que pertenecen a la cultura de la vergüenza más que a la cultura de la culpa, y cuya ética es el candor, la disciplina, la vigilancia y el valor”. 

    Despentes publicó este libro con el miedo de meterse en una guerra entre feministas a ultranza y católicos, luego de haber recibido una serie de cuestionamientos por la publicación de Fóllame y su posterior adaptación audiovisual, en el 2000. La autora dedica su trabajo a todas las mujeres que se salen de la norma, pero también a las que entran en ella. Aún así, su trabajo remarca en la idea de Simone de Beauvoir cuando escribió en el Segundo Sexo que “no se nace mujer, se llega a serlo”. En palabras de Despentes, “porque la virilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como lo es la asignación a la feminidad”. 

    Jack Halberstam en el texto Arte queer del fracaso dice que “mientras el capitalismo produce el éxito de algunas personas por medio del fracaso de otras, la ideología del pensamiento positivo insiste en que el éxito depende solo del trabajo duro y que el fracaso es siempre responsabilidad tuya”. Despentes está del lado de los cuerpos que fracasan y están socialmente vistos como inferiores, de los cuerpos que socialmente se han despojado de su valor. Desde su postura ha visto cómo las luchas se han revelado ahora que, según dijo en una entrevista reciente en España, las mujeres hablan y no se disculpan de ser feministas, “las mujeres dicen basta, nunca lo había oído con tanta claridad. Es importante”. Tal vez ahora, el capitalismo tenga otras formas de configuración sobre los cuerpos, a través de la tecnología y el control, pero hay luchas que no se silencian más, como las de las mujeres.

    *Este texto se publicó originalmente en la edición Decolomania del periódico The Arts of the Working Class. Circuló en marzo de 2021.

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