El crimen de María Belén Bernal se convirtió en un ícono de los cuestionamientos a la responsabilidad de todas las instituciones del Estado en la escalada de la violencia de género. En el país ocurre un femicidio cada 28 horas y menos del 20% llega a sentencia, haciendo imposible la reparación.
3 noches, 10 minutos, 75 días
María Belén Bernal desapareció el 11 de septiembre de 2022 después de entrar a la Escuela Superior de Policía en Quito, para encontrarse con Germán Cáceres, su esposo e instructor de uniformados. Ella, mujer, madre, hija, abogada, no salió viva de allí.
A las pocas horas de no tener ninguna interacción con ella, su madre, Elizabeth Otavalo, hizo pública su desesperación por respuestas sobre su paradero.
Por la insistencia de Otavalo, Cáceres puso la denuncia por la desaparición de su mujer y cuando habían pasado ya 48 horas de su asesinato en la Escuela de Policía, declaró ante la Fiscalía que la dejó en la avenida Simón Bolívar, tomando un taxi.
Tres noches después del femicidio, cuando fueron a buscar al esposo de María Belén Bernal, este ya había escapado.
Entonces la presión ciudadana y de organizaciones sociales motivaron la búsqueda del cuerpo de María Belén. Finalmente, diez noches después de las irregularidades, golpes y gritos de auxilio que no recibieron respuesta en la Escuela Superior de Policía, el cuerpo sin vida de María Belén fue hallado en el cerro Casitagua, a 10 minutos del sitio donde los uniformados se capacitan para servir y proteger.
Como en todos los femicidios, la saña contra el cuerpo femenino era evidente en su cadáver. María Belén fue golpeada, estrangulada y asfixiada.
Se iniciaron procesos judiciales y administrativos contra cadetes y oficiales de la Policía de Ecuador que no socorrieron a la víctima, aunque estaba en un recinto policial. Destituyeron al ministro del Interior, el que insistió en que un acto “irracional” no era una conducta institucional. Sin embargo, 75 días después del femicidio de María Belén Bernal, el asesino no ha sido localizado.
Un femicidio cada 28 horas
El caso de María Belén Bernal solo es una muestra de la realidad de Ecuador, donde ocurre un femicidio cada 28 horas. 272 mujeres fueron asesinadas entre el 1 de enero y el 15 de noviembre de 2022, según los datos de la Alianza para el Mapeo y Monitoreo de los Femicidios en Ecuador, de la que forman parte ocho organizaciones de la sociedad civil.
El crimen de la joven abogada se convirtió en un ícono de los cuestionamientos a la responsabilidad de instituciones del Estado en la escalada de la violencia de género en el país.
Pero hubo otros dos casos que estremecieron a Ecuador en 2020 y 2021: las muertes de Lisbeth Baquerizo y de Naomi Arcentales. Los tres concentran la incapacidad del Estado para proteger la vida de las mujeres y para reparar sus femicidios.
En el caso de Lisbeth Baquerizo, el principal sospechoso de femicidio, su esposo, no ha podido ser localizado dos años después. En el caso de Naomi Arcentales, ni siquiera se han formulado cargos pese a que hubo antecedentes de violencia de género por parte de su pareja, un fiscal y aún, ante la justicia, su muerte fue un suicidio por ahorcamiento.
De las mujeres que fueron víctimas de femicidio este año, el 50% de los casos tenían un vínculo sentimental con el agresor y el 14% había reportado antecedentes de violencia.
La Fiscalía General del Estado reportó además que 261 mujeres denunciaron violencia sexual, 3,985 violencia física y 23,257 violencia psicológica.
Solo el 16% de femicidios llega a sentencia
La impunidad es el último cachetazo que se les da a las víctimas de la violencia de género en Ecuador.
Desde que se tipificó el femicidio en el Código Orgánico Integral Penal en 2014, 1,319 mujeres han sido asesinadas en Ecuador. Apenas 218 llegaron a sentencias condenatorias: el 16%.
Este 2022, hubo 272 muertes violentas de mujeres por razones de género, pero a la Fiscalía llegaron apenas 83 denuncias por femicidio. Sin embargo, este organismo puede investigar estos crímenes de oficio.
La falta de respuestas se traduce en poca o nula reparación para las víctimas. En 2019 se creó un bono para hijos de víctimas de femicidio. Para acceder había que tener custodia del niño, mostrar extrema pobreza y una sentencia ejecutoriada. Algo difícil de conseguir si el femicida huye o se suicida, como ocurrió en 16 asesinatos de mujeres este año.
El Gobierno anunció un giro de timón en este aspecto, y ahora el femicidio tiene que llegar a investigación previa para que los menores que perdieron a su madre por la violencia machista puedan acceder a un bono que oscila entre USD 125 y 230.
Entre 2020 —cuando se implementó esta subvención— y julio de 2022, el Ministerio de Inclusión Económica y Social informó que 190 menores habían sido beneficiarios. 190 niños de más de 1.300 femicidios ocurridos en Ecuador en ocho años.
Este año, 196 hijas e hijos quedaron en situación de orfandad por causa del femicidio. 109 mujeres víctimas eran madres y 9 de ellas estaban embarazadas
Mujeres y delincuencia organizada
De los 272 femicidios ocurridos este año, 157 tuvieron relación con la delincuencia organizada.
El Servicio de Atención a Personas Adultas Privadas de la Libertad reveló que, hasta el 18 de noviembre de este año, hay 1,923 mujeres privadas de libertad en las cárceles del país. De ellas, 27 se encuentran detenidas por microtráfico.
La mayoría de las víctimas tenía entre 30 y 35 años, y 30 de las mujeres asesinadas en Ecuador en 2022 eran menores de edad.
¿Y la erradicación de la violencia de género?
En Ecuador, la Secretaría de Derechos Humanos es la encargada de gestionar la política oficial para erradicar la violencia de género en el país. La Secretaria, Paola Flores, asumió el cargo en mayo de 2022.
Ese organismo, hasta el cierre del primer semestre del año, no había ejecutado el presupuesto para este apartado, según un informe de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.
Para 2022, a esa Secretaría se le asignaron USD 56’245,193. Hasta la mitad del año, solo había ejecutado el 27% de su presupuesto.
En su página web, la Secretaría ofreció que para este año se implementarían seis Centros Violeta ubicados en Guayaquil, Mejía, Esmeraldas, Santo Domingo, Ambato y Machala. Para 2025, ofrecieron 24 de estos centros, supuestos espacios seguros para sobrevivientes de violencia machista.
En febrero, los medios documentaron la inauguración del primer Centro Violeta en Guayaquil (en el castillo de Espronceda, en Eloy Alfaro y Venezuela), pero no está funcionando. Y no parece que en lo que queda del 2022 se inaugurará otro centro.
En sus últimas declaraciones públicas al respecto, vía Twitter, la Secretaria de Derechos Humanos anunció que hay un compromiso oficial para trabajar en la erradicación de la violencia de género y crear el Ministerio de la Mujer.