Bianca Graulau: «El reguetón puede hablar de temas sociales muy reales»

La periodista puertorriqueña realizó el reportaje Aquí vive gente, que aparece en el video de El Apagón de Bad Bunny y tiene más de siete millones de visualizaciones en YouTube. INDÓMITA conversó ella a través de una videollamada.

THALÍE PONCE

Bianca Graulau tiene 32 años y ejerce el periodismo desde hace 10. Es boricua y está orgullosa de su identidad. Para ella, Puerto Rico es un lugar hermoso, pero también doloroso, por las diferentes problemáticas sociales que atraviesa.

En septiembre de 2022 su nombre se viralizó: es la autora de Aquí vive gente, el reportaje que acompaña el video de la canción El Apagón, de Benito Martínez, conocido como Bad Bunny. La investigación llamó la atención de millones de personas alrededor del mundo por su formato innovador; incluso hubo quienes lo bautizaron como «perreodismo». Pero también porque denuncia dos realidades que aquejan a la isla: la gentrificación que ha provocado el desplazamiento forzado de cientos de personas en Puerta de Tierra, en San Juan; y la privatización ilegal de las playas.

Durante su carrera, Graulau —quien se formó en la Universidad de Siracusa, en Nueva York— ha trabajado en distintos medios televisivos como Univisión y NBC, pero desde 2020 trabaja de forma independiente. A través de una videollamada por Zoom, Graulau cuenta a INDÓMITA que en mayo, cuando se lanzó el álbum Un verano sin ti, el equipo de Bad Bunny la contactó y le propuso la idea del video. Tuvo libertad editorial para trabajar el tema que ya venía reporteando desde hace varios meses y que se ha vuelto central en su trabajo periodístico.

Graulau cree en el reguetón como una herramienta para la protesta social y, en su caso, como una plataforma para amplificar su contenido. Por eso apostó por aliarse a Bad Bunny, un artista de quien le cuesta elegir una canción preferida. Si tuviera que hacerlo sería una de estas tres: El Apagón, Efecto o La Corriente.

-¿Por qué elegir hablar de problemáticas tan serias a través de un artista como Bad Bunny, que si bien tiene muchos fanáticos, también tiene muchos detractores que consideran el reguetón como algo banal? 

Me hicieron el acercamiento. Él (Bad Bunny) había visto mi trabajo y quería ofrecerme su plataforma para hablar de este tema. Como sabes, al final de El Apagón, se habla del desplazamiento y del deseo del pueblo puertorriqueño de quedarse aquí, porque esta es su tierra, su playa, su sol; y les están tratando de sacar… había una conexión porque yo ya había estado cubriendo el desplazamiento de Puerto Rico.

Para mí fue una sorpresa primero, que un artista tan grande en el mundo tuviera una idea tan loca de que el vídeo musical pase a ser un reportaje; y segundo, que quisiera que yo lo hiciera. Y me parece una plataforma increíble porque sabía que íbamos a llegar a más gente. Puede ser que haya quienes consideren que el reguetón es poco serio, pero yo creo —más aún específicamente en canciones como esta— que puede hablar de temas sociales muy reales que el pueblo puertorriqueño reconoce en su vida cotidiana. El Apagón habla de lo hermoso que es vivir en Puerto Rico, pero también de lo doloroso y lo difícil que puede ser. Entonces para mí no es una contradicción en lo absoluto: caía muy bien que en una canción como esta habláramos con hechos y datos de lo que vive el pueblo puertorriqueño.

-Antes de hacer este reportaje, que ha sido catalogado como un contenido de «perreodismo» y tiene más de siete millones de visualizaciones, tú ya estabas innovando y probando otros formatos no tradicionales para crear tu contenido. Por ejemplo, Tiktok y reels. ¿Crees que hacerlo de esta forma aumenta el impacto?

Para mí la meta siempre ha sido llegar a la gente donde la gente está. A veces como periodistas —especialmente en la vieja escuela— nos ponemos en un pedestal desde el que se cree que la seriedad no es compatible con estos formatos. Para mí, parte de mi labor es llegar a la gente, entonces no, no voy a arraigarme a una manera de llevar el mensaje si es que con eso no llego a nadie. Si la gente está en TikTok pues voy a TikTok. Aunque en TikTok la mayoría del contenido sea gente bailando, aquí estoy yo dando una noticia. No significa que me voy a poner a bailar, pero sí que tengo que hacerlo de una manera que atraiga la atención de quienes están en TikTok. Eso es lo que he buscado hacer siempre, llevando la ética periodística, basándome en hechos y apoyándome la evidencia, pero de una manera que capte la atención y le dé valor a la persona que lo está consumiendo. Ya sea en TikTok o en un video musical de Bad Bunny, puedo llevar mi periodismo a la gente, que aprendan algo nuevo, que se informen. Estas plataformas son simplemente una manera de llegar. Además, han cortado con ciertas limitaciones que teníamos; antes necesitábamos la aprobación de ejecutivos de un canal de televisión para llegar a las masas, pero eso ya no es necesario y la información se puede democratizar.

@biancagraulau This situation is made worse by water, electricity and food costs going up. But wages and retirement benefits not keeping up. #puertorico #housingcrisis ♬ original sound – Bianca Graulau

-Tú tomas una postura clara en tu documental: existe una denuncia tácita hacia el colonialismo y hacia muchas de las políticas estadounidenses en la vida de los puertorriqueños. ¿Has tenido alguna crítica por esto? ¿Qué piensas sobre el concepto de objetividad?

Creo que la objetividad es algo que nos enseñaron en la universidad, pero en la práctica no funciona, sea que te identifiques más con la derecha, con la izquierda o con cierta causa. Las experiencias vividas se reflejan en el contenido, incluso en quienes creen que no. Pero sobre todo, creo que no se puede ser objetivo ante la injusticia. Las posturas que yo tomo no son «hay que derogar esta ley» o «hay que sacar a tal persona del poder». Como periodista tomo distancia del cómo se hace un cambio o se mejora cierta situación; yo no estoy aquí para dar la solución a los problemas.

He sido muy clara desde que trabajo de manera independiente: no voy a fingir que no me afectan las cosas que le están pasando a mi pueblo. No voy a fingir que no me afecta que a una señora mayor, en la última etapa de su vida, que está viviendo en un lugar donde está tranquila, se la saque de ahí por intereses económicos; que pierda a su comunidad y se encuentre sin poder costear otro lugar donde vivir. No puedo ser objetiva ante una situación como esa y puedo denunciar que está ocurriendo una injusticia con la población local. Lo que suceda ahí en adelante ya no es parte de mi trabajo.

Me parte el corazón ver la historia de esa señora, pero eso no significa que no voy a presentar el otro lado de una manera justa. Por eso cuando hago reportajes ofrezco la oportunidad de ver el otro lado. Y soy muy clara con los hechos. Es decir, aunque muestro mi postura, está siempre basada en la evidencia, en los datos disponibles y que puedo corroborar. Mi periodismo no es neutral, es genuino.

-En las historias que cubres cuentas la identidad de Puerto Rico, que tiene que ver con lo que mencionabas antes —orgullo, pero también dolor y tristeza— por las problemáticas sociales que atraviesa, como los apagones y el desplazamiento. Esta realidad empieza a ser parte de la identidad y se expresa en productos artísticos como el reguetón. ¿Crees que este género es ahora parte de la identidad y de la protesta social en Puerto Rico?

No es algo nuevo, en Puerto Rico sabemos de esta contradicción de vivir en un lugar paradisíaco donde tenemos tantas cosas hermosas —el espíritu puertorriqueño, la hermandad entre las comunidades— y a la vez estos retos que arrastramos desde hace mucho tiempo. Esto se da en toda Latinoamérica donde vemos la explotación de nuestras tierras y cómo se manifiesta el colonialismo a la vez que estamos muy arraigados a nuestro lugar de nacimiento, donde queremos seguir viviendo, pero a veces nos vemos obligados a irnos porque no tenemos calidad de vida. Es una historia que se repite y que podemos ver expresada en el arte. Que refleja el amor que tenemos por nuestra patria, pero también la lucha de querer hacer un mejor país y lo difícil que es. Creo que lo increíble que ha hecho Bad Bunny es que ha hablado desde ese punto de vista local, pero es una historia con la que se puede identificar gente alrededor del mundo, aunque hable de manera muy boricua; por eso tanta gente se ha identificado con su mensaje. El reguetón es simplemente una manera más para expresar ese sentimiento, pero además es catchy, todo el mundo quiere bailarlo, se te queda pegado,  entonces creo por eso ha llegado un poquito más lejos.

-En tu reportaje, la mayoría de las protagonistas son mujeres. Eso tiene relación con una realidad latinoamericana en la que somos las mujeres las que —en muchos casos— sostenemos los hogares e incluso las comunidades con la labor de cuidados. ¿Cuál crees que es el rol de la mujer en las comunidades en Puerto Rico y en la problemática de la que hablas en el documental?

Sí, me pasa bastante, muchas veces me comunico con diferentes comunidades y cuando voy a hablar con el líder comunitario, termina siendo una mujer. Esto no significa que no haya hombres en estos roles, pero creo que estas comunidades muchas veces son lideradas por mujeres porque ellas entienden sus realidades, conocen sus necesidades y están dando la lucha. Alguien recientemente escribía en Puerto Rico que las líderes en las diferentes áreas e industrias son mujeres. En vertientes como esta, donde no es estructurado, no se trata de una institución, sino las cosas se dan de manera natural, ¿quién es la que siempre está ahí? ¿la que siempre está pendiente? ¿quién es la que siempre está liderando y dándonos dirección? Suele ser una mujer y ella se convierte en la líder comunitaria. Son procesos muy naturales más que de jerarquía. Ahora vemos mucho liderazgo de parte de las mujeres y me parece bello ver cómo ellas están en posiciones de poder obteniendo resultados reales para sus comunidades.

-Otro de los puntos que tocas en tu documental es el cierre de las escuelas, espacios esenciales para la formación de las comunidades. ¿Qué consecuencias tiene esto en la vida de los niños y niñas, y de sus madres?

La educación lo es todo en comunidades como Puerta de Tierra. Lo que sucedió ahí es que mucha gente se tuvo que ir y el cierre de las escuelas fue el resultado final. Inicialmente eliminaron la vivienda asequible y pública, luego los servicios médicos; entonces la gente se tuvo que ir. Como consecuencia, se redujeron las matrículas en las escuelas y bajo la excusa de que no hay suficientes estudiantes, se cerraron. Es un efecto dominó. En Puerto Rico se han cerrado más de 600 escuelas en la última década. Y esto es muy grave, en estas comunidades la escuela era no solamente el lugar donde iban los niños a aprender sino también lugares donde se encontraba la comunidad, donde podían reunirse y fortalecer lazos. De momento eso ya no existe y a veces se le vende a entes privados que ahora las cierran, le ponen un candado y ahí no puede entrar nadie a menos de que tenga una autorización y sea parte del ente privado.

Así se van desarticulando comunidades y se empiezan a convertir en pueblos fantasmas. Si les quitas la escuela que tenían cerca, ¿qué van a hacer ahora? A muchos se les hace muy difícil llegar a la escuela que está en el otro pueblo. Así la gente empieza a irse. Y luego escuchas que como la gente en Puerto Rico se está yendo, hay crear incentivos para atraer otro tipo de de residente a Puerto Rico. Lo que sucede realmente es que están tratando de reemplazar a la población.

-¿Qué relación tiene esta lucha social por los derechos de las comunidades con la lucha feminista en Puerto Rico? ¿Has explorado este vínculo desde tu trabajo periodístico? 

Personalmente no, pero sí hay un movimiento importante. En Puerto Rico, la colectiva feminista ataca todos estos temas, han liderado por ejemplo, protestas de índole económica en la isla. Ahora mismo acabo de ver que rescataron un edificio que estaba abandonado —que posiblemente se podría vender a un ente privado— para ponerlo al servicio de la comunidad. El movimiento feminista fue además fundamental en las protestas para sacar al gobernador anterior, Ricardo Rosselló. La lucha feminista está muy entrelazada con todos los temas sociales.

ARTÍCULOS RECOMENDADOS

¿TE PARECIÓ INTERESANTE?

Recibe más noticias así, ¡únete a la comunidad!

    Quiero recibir información

    spot_img

    Bianca Graulau: «El reguetón puede hablar de temas sociales muy reales»

    ARTÍCULOS RECOMENDADOS

    La periodista puertorriqueña realizó el reportaje Aquí vive gente, que aparece en el video de El Apagón de Bad Bunny y tiene más de siete millones de visualizaciones en YouTube. INDÓMITA conversó ella a través de una videollamada.

    THALÍE PONCE

    Bianca Graulau tiene 32 años y ejerce el periodismo desde hace 10. Es boricua y está orgullosa de su identidad. Para ella, Puerto Rico es un lugar hermoso, pero también doloroso, por las diferentes problemáticas sociales que atraviesa.

    En septiembre de 2022 su nombre se viralizó: es la autora de Aquí vive gente, el reportaje que acompaña el video de la canción El Apagón, de Benito Martínez, conocido como Bad Bunny. La investigación llamó la atención de millones de personas alrededor del mundo por su formato innovador; incluso hubo quienes lo bautizaron como «perreodismo». Pero también porque denuncia dos realidades que aquejan a la isla: la gentrificación que ha provocado el desplazamiento forzado de cientos de personas en Puerta de Tierra, en San Juan; y la privatización ilegal de las playas.

    Durante su carrera, Graulau —quien se formó en la Universidad de Siracusa, en Nueva York— ha trabajado en distintos medios televisivos como Univisión y NBC, pero desde 2020 trabaja de forma independiente. A través de una videollamada por Zoom, Graulau cuenta a INDÓMITA que en mayo, cuando se lanzó el álbum Un verano sin ti, el equipo de Bad Bunny la contactó y le propuso la idea del video. Tuvo libertad editorial para trabajar el tema que ya venía reporteando desde hace varios meses y que se ha vuelto central en su trabajo periodístico.

    Graulau cree en el reguetón como una herramienta para la protesta social y, en su caso, como una plataforma para amplificar su contenido. Por eso apostó por aliarse a Bad Bunny, un artista de quien le cuesta elegir una canción preferida. Si tuviera que hacerlo sería una de estas tres: El Apagón, Efecto o La Corriente.

    -¿Por qué elegir hablar de problemáticas tan serias a través de un artista como Bad Bunny, que si bien tiene muchos fanáticos, también tiene muchos detractores que consideran el reguetón como algo banal? 

    Me hicieron el acercamiento. Él (Bad Bunny) había visto mi trabajo y quería ofrecerme su plataforma para hablar de este tema. Como sabes, al final de El Apagón, se habla del desplazamiento y del deseo del pueblo puertorriqueño de quedarse aquí, porque esta es su tierra, su playa, su sol; y les están tratando de sacar… había una conexión porque yo ya había estado cubriendo el desplazamiento de Puerto Rico.

    Para mí fue una sorpresa primero, que un artista tan grande en el mundo tuviera una idea tan loca de que el vídeo musical pase a ser un reportaje; y segundo, que quisiera que yo lo hiciera. Y me parece una plataforma increíble porque sabía que íbamos a llegar a más gente. Puede ser que haya quienes consideren que el reguetón es poco serio, pero yo creo —más aún específicamente en canciones como esta— que puede hablar de temas sociales muy reales que el pueblo puertorriqueño reconoce en su vida cotidiana. El Apagón habla de lo hermoso que es vivir en Puerto Rico, pero también de lo doloroso y lo difícil que puede ser. Entonces para mí no es una contradicción en lo absoluto: caía muy bien que en una canción como esta habláramos con hechos y datos de lo que vive el pueblo puertorriqueño.

    -Antes de hacer este reportaje, que ha sido catalogado como un contenido de «perreodismo» y tiene más de siete millones de visualizaciones, tú ya estabas innovando y probando otros formatos no tradicionales para crear tu contenido. Por ejemplo, Tiktok y reels. ¿Crees que hacerlo de esta forma aumenta el impacto?

    Para mí la meta siempre ha sido llegar a la gente donde la gente está. A veces como periodistas —especialmente en la vieja escuela— nos ponemos en un pedestal desde el que se cree que la seriedad no es compatible con estos formatos. Para mí, parte de mi labor es llegar a la gente, entonces no, no voy a arraigarme a una manera de llevar el mensaje si es que con eso no llego a nadie. Si la gente está en TikTok pues voy a TikTok. Aunque en TikTok la mayoría del contenido sea gente bailando, aquí estoy yo dando una noticia. No significa que me voy a poner a bailar, pero sí que tengo que hacerlo de una manera que atraiga la atención de quienes están en TikTok. Eso es lo que he buscado hacer siempre, llevando la ética periodística, basándome en hechos y apoyándome la evidencia, pero de una manera que capte la atención y le dé valor a la persona que lo está consumiendo. Ya sea en TikTok o en un video musical de Bad Bunny, puedo llevar mi periodismo a la gente, que aprendan algo nuevo, que se informen. Estas plataformas son simplemente una manera de llegar. Además, han cortado con ciertas limitaciones que teníamos; antes necesitábamos la aprobación de ejecutivos de un canal de televisión para llegar a las masas, pero eso ya no es necesario y la información se puede democratizar.

    @biancagraulau This situation is made worse by water, electricity and food costs going up. But wages and retirement benefits not keeping up. #puertorico #housingcrisis ♬ original sound – Bianca Graulau

    -Tú tomas una postura clara en tu documental: existe una denuncia tácita hacia el colonialismo y hacia muchas de las políticas estadounidenses en la vida de los puertorriqueños. ¿Has tenido alguna crítica por esto? ¿Qué piensas sobre el concepto de objetividad?

    Creo que la objetividad es algo que nos enseñaron en la universidad, pero en la práctica no funciona, sea que te identifiques más con la derecha, con la izquierda o con cierta causa. Las experiencias vividas se reflejan en el contenido, incluso en quienes creen que no. Pero sobre todo, creo que no se puede ser objetivo ante la injusticia. Las posturas que yo tomo no son «hay que derogar esta ley» o «hay que sacar a tal persona del poder». Como periodista tomo distancia del cómo se hace un cambio o se mejora cierta situación; yo no estoy aquí para dar la solución a los problemas.

    He sido muy clara desde que trabajo de manera independiente: no voy a fingir que no me afectan las cosas que le están pasando a mi pueblo. No voy a fingir que no me afecta que a una señora mayor, en la última etapa de su vida, que está viviendo en un lugar donde está tranquila, se la saque de ahí por intereses económicos; que pierda a su comunidad y se encuentre sin poder costear otro lugar donde vivir. No puedo ser objetiva ante una situación como esa y puedo denunciar que está ocurriendo una injusticia con la población local. Lo que suceda ahí en adelante ya no es parte de mi trabajo.

    Me parte el corazón ver la historia de esa señora, pero eso no significa que no voy a presentar el otro lado de una manera justa. Por eso cuando hago reportajes ofrezco la oportunidad de ver el otro lado. Y soy muy clara con los hechos. Es decir, aunque muestro mi postura, está siempre basada en la evidencia, en los datos disponibles y que puedo corroborar. Mi periodismo no es neutral, es genuino.

    -En las historias que cubres cuentas la identidad de Puerto Rico, que tiene que ver con lo que mencionabas antes —orgullo, pero también dolor y tristeza— por las problemáticas sociales que atraviesa, como los apagones y el desplazamiento. Esta realidad empieza a ser parte de la identidad y se expresa en productos artísticos como el reguetón. ¿Crees que este género es ahora parte de la identidad y de la protesta social en Puerto Rico?

    No es algo nuevo, en Puerto Rico sabemos de esta contradicción de vivir en un lugar paradisíaco donde tenemos tantas cosas hermosas —el espíritu puertorriqueño, la hermandad entre las comunidades— y a la vez estos retos que arrastramos desde hace mucho tiempo. Esto se da en toda Latinoamérica donde vemos la explotación de nuestras tierras y cómo se manifiesta el colonialismo a la vez que estamos muy arraigados a nuestro lugar de nacimiento, donde queremos seguir viviendo, pero a veces nos vemos obligados a irnos porque no tenemos calidad de vida. Es una historia que se repite y que podemos ver expresada en el arte. Que refleja el amor que tenemos por nuestra patria, pero también la lucha de querer hacer un mejor país y lo difícil que es. Creo que lo increíble que ha hecho Bad Bunny es que ha hablado desde ese punto de vista local, pero es una historia con la que se puede identificar gente alrededor del mundo, aunque hable de manera muy boricua; por eso tanta gente se ha identificado con su mensaje. El reguetón es simplemente una manera más para expresar ese sentimiento, pero además es catchy, todo el mundo quiere bailarlo, se te queda pegado,  entonces creo por eso ha llegado un poquito más lejos.

    -En tu reportaje, la mayoría de las protagonistas son mujeres. Eso tiene relación con una realidad latinoamericana en la que somos las mujeres las que —en muchos casos— sostenemos los hogares e incluso las comunidades con la labor de cuidados. ¿Cuál crees que es el rol de la mujer en las comunidades en Puerto Rico y en la problemática de la que hablas en el documental?

    Sí, me pasa bastante, muchas veces me comunico con diferentes comunidades y cuando voy a hablar con el líder comunitario, termina siendo una mujer. Esto no significa que no haya hombres en estos roles, pero creo que estas comunidades muchas veces son lideradas por mujeres porque ellas entienden sus realidades, conocen sus necesidades y están dando la lucha. Alguien recientemente escribía en Puerto Rico que las líderes en las diferentes áreas e industrias son mujeres. En vertientes como esta, donde no es estructurado, no se trata de una institución, sino las cosas se dan de manera natural, ¿quién es la que siempre está ahí? ¿la que siempre está pendiente? ¿quién es la que siempre está liderando y dándonos dirección? Suele ser una mujer y ella se convierte en la líder comunitaria. Son procesos muy naturales más que de jerarquía. Ahora vemos mucho liderazgo de parte de las mujeres y me parece bello ver cómo ellas están en posiciones de poder obteniendo resultados reales para sus comunidades.

    -Otro de los puntos que tocas en tu documental es el cierre de las escuelas, espacios esenciales para la formación de las comunidades. ¿Qué consecuencias tiene esto en la vida de los niños y niñas, y de sus madres?

    La educación lo es todo en comunidades como Puerta de Tierra. Lo que sucedió ahí es que mucha gente se tuvo que ir y el cierre de las escuelas fue el resultado final. Inicialmente eliminaron la vivienda asequible y pública, luego los servicios médicos; entonces la gente se tuvo que ir. Como consecuencia, se redujeron las matrículas en las escuelas y bajo la excusa de que no hay suficientes estudiantes, se cerraron. Es un efecto dominó. En Puerto Rico se han cerrado más de 600 escuelas en la última década. Y esto es muy grave, en estas comunidades la escuela era no solamente el lugar donde iban los niños a aprender sino también lugares donde se encontraba la comunidad, donde podían reunirse y fortalecer lazos. De momento eso ya no existe y a veces se le vende a entes privados que ahora las cierran, le ponen un candado y ahí no puede entrar nadie a menos de que tenga una autorización y sea parte del ente privado.

    Así se van desarticulando comunidades y se empiezan a convertir en pueblos fantasmas. Si les quitas la escuela que tenían cerca, ¿qué van a hacer ahora? A muchos se les hace muy difícil llegar a la escuela que está en el otro pueblo. Así la gente empieza a irse. Y luego escuchas que como la gente en Puerto Rico se está yendo, hay crear incentivos para atraer otro tipo de de residente a Puerto Rico. Lo que sucede realmente es que están tratando de reemplazar a la población.

    -¿Qué relación tiene esta lucha social por los derechos de las comunidades con la lucha feminista en Puerto Rico? ¿Has explorado este vínculo desde tu trabajo periodístico? 

    Personalmente no, pero sí hay un movimiento importante. En Puerto Rico, la colectiva feminista ataca todos estos temas, han liderado por ejemplo, protestas de índole económica en la isla. Ahora mismo acabo de ver que rescataron un edificio que estaba abandonado —que posiblemente se podría vender a un ente privado— para ponerlo al servicio de la comunidad. El movimiento feminista fue además fundamental en las protestas para sacar al gobernador anterior, Ricardo Rosselló. La lucha feminista está muy entrelazada con todos los temas sociales.

    ¿TE PARECIÓ INTERESANTE?

    Recibe más noticias así, ¡únete a la comunidad!

      Quiero recibir información

      spot_img